La multidisciplina, duda razonable en un juicio (caso real)

Si la prueba aportada en un juicio proviene del trabajo de un binomio detector, es probable que se cuestione su credibilidad. Al menos así ocurre en Estados Unidos. Aquí tenemos un caso real y cómo se cuestionó esa credibilidad

en un juicio

La pregunta: una cuestión constitucional

¿Es confiable el trabajo que hizo el perro y el guía detector de restos humanos?

En este caso, sucedido en Illinois, el demandado fue acusado por el Gran Jurado por el secuestro que resultó en muerte y declaraciones falsas ante el FBI. El apartamento del acusado fue registrado, de conformidad a una orden, por el FBI y la policía, con un perro detector de restos humanos.

El perro realizó una señalización positiva a la presencia de olores de restos humanos en las puertas de la parte inferior de un tocador de baño. La defensa propuso excluir a los «expertos policiales» que fueron llamados a declarar para testificar sobre la confiabilidad de la señalización de los perros de ReHu, con el argumento de que la señalización de estos perros no era fiable.

El Reglamento Federal de Pruebas, la Regla 702 y Daubert v. Merrell Dow Pharmaceuticals, Inc., 509 U.S. 579 (1993), exige:

  1. las cualificaciones del experto
  2. la credibilidad de la metodología y del experto
  3. la relevancia del testimonio del experto

«las recomendaciones de la SWGDOG
no son realistas para perros multidisciplinares.
No es posible entrenar 16 horas al mes
para cada una de las ocho disciplinas»

Alex Rothacker, instructor del equipo canino de ReHu, testificó sobre los procedimientos por los que pasan todos los perros policía que entrena. También prestó testimonio sobre los cursos sobre búsqueda de cadáveres y restos humanos que completó el guía canino. Rothaker aseguró que el equipo de restos humanos continuó acudiendo varias veces por semana para el mantenimiento de su capacitación. Testificó que las directrices del Scientific Working Group on Dog and Orthogonal Detector Guidelines (SWGDOG) solían ser las que regían a los equipos en Illinois pero que ya no lo controlaban.

Afirmó también que no era inapropiado pasar meses sin entrenar un determinado olor, siempre y cuando el perro esté entrenando en trabajo de olor en general. En su opinión, las recomendaciones de la SWGDOG no son realistas para perros multidisciplinares. Según él, no sería posible entrenar 16 horas al mes para cada una de las ocho disciplinas.

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¿Quién certifica el entrenamiento y la operatividad?

El guía testificó sobre el entrenamiento en detección de restos humanos que había completado el equipo. Y sobre el hecho de que el equipo no estaba certificado en detección de restos humanos por ninguna organización. El perro de restos humanos no había completado ningún entrenamiento en 2016 y sólo dos en 2017, antes de este caso en particular. Cuando se le preguntó por qué no había detectado restos humanos en bolsas del plástico en el garaje, el guía respondió que no pudo acercar al perro lo suficiente para señalizar por razones de seguridad. Por consiguiente, el guía canino considero que su perro falló en este caso. Añadió que se recuperaron tres restos humanos en 31 búsquedas.

La doctora Maru Cablk, que también es guía canino de búsqueda de restos humanos y realiza consultas expertas sobre detección con perros, testificó para el acusado. Fue incapaz de evaluar la actuación del perro de restos humanos, ya que los registros de entrenamiento indicaron que el guía sabía que había restos humanos en cada búsqueda que realizó durante los entrenamientos, lo que pudo condicionar al perro a señalizar en cada ocasión. Clablk detalló las organizaciones que certifican perros de restos humanos y confirmó que Illinois no tenía estándares para esta disciplina. Según su opinión, las directrices del SWGDOG son las que controlan la disciplina de restos humanos. Y estas directrices requieren 16 horas de entrenamiento al mes para cada olor que el perro esté entrenado para detectar.

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La multidisciplina, probable causa de errores

La Doctora Cablk sugirió que estos perros no deberían estar entrenados para múltiples olores no relacionados, con diferentes órdenes y diferentes señalizaciones, ya que sería fácil que se confundieran. En su opinión es difícil mantener un entrenamiento adecuado en todas las especialidades. Añadió que un perro bien entrenado habría detectado las bolsas de restos humanos en un garaje con una alta temperatura y habría señalizado cuando se le impidió acercarse. Según ella, un curso de 24 horas no es tiempo suficiente para que un perro aprenda a detectar un nuevo olor, ya que tiene que aprender de forma simultánea a no señalizar otros olores en los que previamente ha sido entrenado. Por consiguiente, la doctora Cablk consideró que el entrenamiento del perro de restos humanos fue insuficiente para obtener resultados fiables. Añadió que entrenar dos o tres veces al año en una especialidad determinada no cumple con ningún estándar en ninguna parte del mundo.

Más adelante, la doctora Cablk afirmó que hay muchas razones por las que un perro, especialmente un perro multidisciplinar, podría señalizar en falso en un cuarto de baño. Las personas podrían cortarse accidentalmente y dejar huellas de sangre. O el perro podría detectar sangre menstrual o medicación con narcótico, lo que podría provocar una señalización. Además, la doctora aseguró que los perros de restos humanos deberían ser capaces de detectar sangre aunque la superficie haya sido limpiada con lejía. Por tanto, si hubiera habido sangre en varias habitaciones de un apartamento, lo correcto sería que el perro señalizara en cada habitación, aunque se hubiese limpiado.

«estos perros no deberían estar entrenados para múltiples olores no relacionados, con diferentes órdenes y diferentes señalizaciones.
Sería fácil que se confundieran»

¿Y qué dictaminaron los jueces?

En el artículo original no se indica el desenlace de este caso. Quizás no es relevante porque nos falta el resto del proceso y no es lo que nos ocupa aquí. Pero sin duda, los abogados tuvieron una gran duda razonable a la que aferrarse, basada en el trabajo del perro detector. Su entrenamiento o mejor dicho, su falta de entrenamiento, pudo ser clave en el veredicto final en un juicio. Y puede que un asesino quedara en libertad…

Una vez más, queda en entredicho la multidisciplina de los perros detectores de sustancias. Un error en un caso como este puede provocar que un asesino quede en libertad. Pero podría ser peor aún porque el error de un perro detector de explosivos podría desembocar en una tragedia.

Si no queremos que estos casos ocurran, deberíamos empezar por estrechar el control sobre las certificaciones de los equipos caninos especializados en disciplinas operativas. Y no sólo de los perros detectores de restos humanos o de drogas y explosivos. También los de rescate cargan con la enorme responsabilidad de que de su trabajo dependen vidas humanas.

¿Nos vamos a arriesgar?


Fuente: sheepdogguardian

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