Cuando el entrenamiento del perro es demasiado divertido

Un perro que empieza a fallar. Puede ocurrir en cualquier especialidad con perros de búsqueda o detección, si no sabemos por qué y cómo evitarlo. Pero ¿qué significa esto de que un entrenamiento es ‘demasiado divertido’ y por qué puede derivar en problemas en el futuro?

¿entrenamiento demasiado divertido?

Autor: Ken Ramírez (Artículo original)
Traducción: María Fonseca | PerrosdeBusqueda

Hace unos años, una adiestradora de búsqueda y rescate llamada Sharon me pidió ayuda para resolver un caso desconcertante. Su perro, un energético mestizo de labrador de cinco años llamado Carson, había dejado repentinamente de señalizar (ladrando) durante los entrenamientos, cuando encontraba al figurante.

Sharon y Carson componían un binomio acreditado por FEMA. Juntos habían localizado con éxito y ayudado a rescatar a docenas de personas durante un periodo de dos años. Por lo general, Carson comenzaba la búsqueda con gran entusiasmo, recorriendo los escombros, campo a través o la zona especificada, con una misión clara. Sharon podía darse cuenta cuándo Carson detectaba el olor de una persona y cuándo dirigía la atención hacia su localización exacta, gracias a que su patrón de búsqueda sufría un cambio. Olfateaba mucho más concentrado y poco después marcaba ladrando, animado y apuntando con la mirada directamente hacia la ubicación de la persona desaparecida.

Durante la última búsqueda real, cuando Sharon estaba segura de que Carson había captado el olor y esperaba que empezase a ladrar, el perro se mantuvo dando vueltas en un área pequeña, olfateando y mirando hacia una viga caída que bloqueaba una entrada. Pero no llegó a señalizar. Sharon comenzó a gritar por si alguien respondía y oyó un débil gemido de una persona enterrada bajo los escombros. Avisó al equipo de rescate y consiguieron rescatar a salvo a un joven de entre los escombros.

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¿Por qué está ocurriendo?

Sharon retiró temporalmente a Carson del servicio activo. Haciendo retrospectiva, se dio cuenta de que en los últimos tres o cuatro ejercicios de búsqueda había habido una disminución en el entusiasmo durante el marcaje. Aunque aún así, perro había señalizado con éxito.

Sharon estaba preocupada por el cambio en el comportamiento de su perro. A Carson se le expidió un certificado favorable de salud tras una visita veterinaria. Le encantaba entrenar y siempre parecía tener ganas de trabajar. Al principio de las búsquedas, durante los entrenamientos o en casos reales, Carson solía empezar con vigor y entusiasmo, justo como siempre lo había hecho. “Buscar personas” había sido entrenado como un juego y aún parecía disfrutar con ello. El marcaje era lo único que se estaba estropeando.

Las causas de esta interrupción no nos resultaron evidentes de forma inmediata. Pregunté si Carson se había asustado con alguna víctima durante las últimas búsquedas. Las personas desaparecidas o atrapadas frecuentemente se sorprenden al ver aparecer de forma repentina un perro tras la esquina. Y gritan o chillan e incluso agreden y golpean al animal. Claramente, ese tipo de reacciones por parte de la víctima pueden hacer que el perro pierda intensidad durante el marcaje. En una ocasión trabajé con un perro que por primera vez en su vida encontró un cuerpo sin vida. No había sido entrenado como perro detector de cadáveres y aquel descubrimiento pareció deprimirle y disminuirle el interés en la búsqueda. Sharon me aseguró que nada de eso le había pasado a Carson.

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La importancia del juego con el figurante

Podemos estar castigando de forma inconsciente

Sharon no tenía la sensación de que ninguno de los castigos que le mencioné hubiese tenido lugar. Al no ser evidente ningún tipo de aversivo, centramos nuestra atención en los refuerzos. Tras realizar una búsqueda y habiendo señalizado el perro, Sharon jugaba enérgicamente con Carson a tirar del mordedor. Me hicieron una demostración del juego y, por su comportamiento, estaba claro que Carson disfrutaba del juego y lo entendía como un refuerzo. El juego con el mordedor a un tira y afloja era un premio de gran valor en otras situaciones y Carson parecía disfrutar los ejercicios de búsqueda. Entonces, ¿por qué había desaparecido el marcaje?

Recordé una experiencia similar al tratar perros policía con una alta motivación. Los perros tenían tantas ganas de buscar el olor que nunca querían acabar el ejercicio. La búsqueda en sí era tan reforzante que finalizar el juego se convertía en un aversivo. En cuanto le comenté esta historia, Sharon se dio cuenta de que ese podía ser el problema de Carson.

En sus últimas cuatro búsquedas reales estuvieron buscando a una única víctima desaparecida. Inmediatamente después de encontrarla le había premiado jugando con el tirador, le había puesto la correa y le había metido en el coche para irse a casa. Por mucho que a Carson le gustara el juego del tira y afloja, éste se debía haber convertido en un indicativo del fin del juego.

‘Cuando un comportamiento se detiene implica que, o está siendo castigado de forma inconsciente, o bien no se refuerza de forma efectiva’

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Volver a empezar, cambiando el esquema

Comenzamos a entrenar de nuevo dicho comportamiento. Empezamos cada ejercicio de búsqueda jugando un par de minutos al tira y afloja. Y luego se mandaba a Carson a buscar. Cuando encontraba la persona escondida, le premiábamos con más juego y volvíamos a mandarle a buscar a otro figurante oculto. En sólo unas pocas repeticiones, vimos a Carson motivado de nuevo por marcar. ¡El marcaje no implicaba necesariamente el fin del juego! Sino que significaba siempre una divertida sesión de tira y afloja. Y ésta, a su vez – y en la mayoría de los casos -, implicaba más ocasiones para seguir buscando.

En pocas semanas, el marcaje de Carson se volvió más enérgico que nunca. Carson continuó trabajando con éxito durante unos cuantos años más. Él y Sharon fueron responsables de más de cien personas encontradas a salvo: ¡un verdadero binomio de éxitos!

Después de esta experiencia he visto escenarios parecidos sucederse una y otra vez, particularmente en trabajos de detección. El ejercicio en sí de búsqueda por olor es altamente reforzante para muchos perros.

Esto es un recordatorio, por tanto, de que lo que pensamos que es un refuerzo puede no serlo en todas las situaciones

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Un juguete, un juego o un premio es necesario para reforzar el marcaje pero los entrenadores deben tener cuidado de no convertirlos en una señal predecible del fin de ese juego de olfato. De otra forma podrían convertir ese juguete, ese juego o premio en una experiencia negativa.

Esto es un recordatorio, por tanto, de que lo que pensamos que es un refuerzo puede no serlo en todas las situaciones. Deberemos ser buenos observadores del comportamiento de nuestros perros. Si vemos incrementar el entusiasmo y continuamos enfocándolo al comportamiento deseado, sabremos que nuestro refuerzo está siendo efectivo. En cuanto observemos un cambio en el comportamiento y el interés o la motivación disminuyen, esto significa que un aversivo ha entrado en juego y posiblemente empobrezca el poder del refuerzo anterior.

Nunca debemos confiarnos. El comportamiento es algo dinámico y en continua evolución. Debemos permanecer atentos para asegurarnos de que nuestros animales reciben la información de forma clara y útil.

Feliz entrenamiento.

Autor: Ken Ramírez (Artículo original)
Traducción: María Fonseca | PerrosdeBusqueda


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