¿Virus de la patata? ¡Que pasen los perros!
Agricultores e investigadores están trabajando para detener un devastador virus de la patata utilizando el olfato canino
Artículo original: Erica Browne Grivas | Modernfarmer.com
Traducción: María Fonseca | PerrosdeBusqueda
Wyoming USA, Agosto 2003
Andrea Parish sujeta a Zora, su labrador retriever negro, que está tenso como un resorte. Zora, una perra detectora, no se puede contener, quiere ir donde están las patatas. Parish observa el entorno en busca de posibles distracciones: ¿cuánto ruido hay? ¿ha cambiado el viento? Luego suelta a Zora y lee su postura corporal, la posición de las orejas y la cola en busca de señales. Zora va de caja en caja, olfateando los tubérculos. Finalmente se queda congelada, la señal final que le dice a Parish que ha encontrado la enfermedad. Zora se ha ganado su pelota de tenis y le ha ahorrado miles de dólares a un agricultor.
El olfato canino, la maravilla
La nariz de los perros es una maravilla. Mientras que los humanos vienen equipados con unos seis millones de receptores olfativos, los perros tienen 300 millones. Nosotros usamos la visión igual que ellos lo hacen con el olfato. Es difícil de cuantificar el poder del olfato canino, pero comparándolo con el nuestro, va desde 10,000 veces hasta un millón de veces mejor. Por ejemplo, los perros pueden discernir sustancias tan pequeñas como una parte por trillón, es decir, una sola gota en 20 piscinas olímpicas.
Además de encontrar su manada, un compañero o su próxima comida, los perros pueden detectar el celo, las emociones, hormonas y enfermedades humanas como el cáncer, la diabetes y el COVID-19. Pero no
solo las enfermedades humanas son las que nuestros compañeros caninos pueden detectar. La industria agrícola ahora sabe que los perros también pueden hacerlo con enfermedades de las plantas como el virus de la patata (PVY).
El virus de la patata (PVY)
Propagado por pulgones, el virus de la patata afecta a los cultivos en todo el mundo, reduciendo el rendimiento de los tubérculos y deformando las patatas. En Idaho, el mayor estado productor de patatas del país, se estima que el PVY le cuesta al estado 34 millones anuales de dólares. El estudio calculó una pérdida en los rendimientos entre 90 y 120 dólares por acre con un 10 por ciento de PVY en los tubérculos. El virus de la patata es una enfermedad devastadora que le cuesta a Idaho aproximadamente 34 millones de dólares al año.
El típico muestreo consiste en coger a voleo un tubérculo maduro para analizarlo, sacrificando un porcentaje de tubérculos sanos. El equipo de Andrea Parish cuenta con cuatro Labrador Retrievers especialistas y puede eliminar el PVY en el almacén antes de que comience la temporada de siembra o en el campo, sin dañar los otros tubérculos. Su firma ‘Nose Knows Scouting’ viaja por el país analizando los campos y los cultivos, aunque también acepta muestras por correo postal.
Primero perros de rescate, ahora perros detectores
En 2019, Parish se dedicaba a entrenar perros en búsqueda y rescate cuando se casó con un asesor de cultivos de patata. Empezó a preguntarse por qué los perros no ayudaban a rastrear las enfermedades de los cultivos. «Tenemos niveles realmente altos de PVY en este momento», dice, «y si hay demasiado, por ejemplo, en una variedad patentada, detendrán la producción de esa variedad y se cerrará».
Parish sostiene que la nariz de los perros es simplemente mejor que cualquier tecnología que tengamos. “Los militares usan perros de explosivos después de intentar todo lo demás”, dice ella. “Todos los países han tratado de reemplazar la nariz de los perros de explosivos. ¿Y qué están usando? Perros.»
El perro y su guía, como equipo, se certifican en un olor, ya sea de una bomba o un virus, lo que requiere un entrenamiento intenso. Parish prefiere no entrenar otros olores para mantener a sus perros «precisos y éticos» en PVY.
Zora es uno de los perros de detección entrenados para olfatear PVY. Según Parish, cuando las plantas de patata son pequeñas, sus perros pueden analizar 120 acres en dos horas. Para profundizar su formación, se asoció con un entrenador de perros militar profesional que certifica perros en todo el mundo en detección de bombas y drogas. Ha realizado un entrenamiento de más de 80 semanas con varios perros, ahora, centrándose en PVY.
“Trato el PVY como si fuera tan importante como encontrar una bomba”, dice, porque es devastador para una granja. Cuando un perro detector encuentra la sustancia elegida, “indica” con un comportamiento entrenado, como sentarse o quedarse totalmente quieto. Los perros suelen ser recompensados con un juguete como una pelota de tenis. “Puedes entrenar un olor con bastante rapidez”, dice Parish. “La rápidez” es relativa: señala que se necesitan aproximadamente 12000 repeticiones para asociar el olor diana, pero los lugares de entrenamiento, el rendimiento y la fiabilidad llevan mucho más tiempo.
La selección del perro
“Lo difícil es seleccionar al perro”, dice Parish. “Los perros son realmente inteligentes, tomarán atajos. Es por eso que el entrenamiento y las pruebas diarias son tan importantes”. Los perros necesitan un
refuerzo constante para mantenerse alerta y hacer ejercicio físico intenso, lo que, según Parish, refuerza sus habilidades de detección. Más allá de los simulacros de detección en diversos lugares, se levantan a
las 5:30 am para entrenar en la cinta todos los días.
Los perros de Parish han sido entrenados para correr a través de los conductos de aire, bajo los contenedores de almacenaje para olfatear los tubérculos enfermos y caminar sobre las cintas transportadoras para revisar las semillas. Para cada entorno, los guías deben comprender y predecir cómo se mueve el flujo de aire, ya que la presión y la temperatura pueden afectar al perro. Y, por supuesto, cada perro tiene su propia personalidad.
Se necesita un perro que se mantenga concentrado a pesar de las distracciones físicas o ambientales. Parish dice que busca ese «uno por ciento», los impulsados por «la alegría pura de trabajar bajo cualquier
circunstancia; viven por su nariz.”
Una solución para un grave problema
Aprovechando el amor innato del perro por olfatear, llamado neofilia, Parish ve buenos resultados. “Ahora puedo presentarme en cualquier granja o universidad y me darán una patata con PVY y el perro acertará siempre”, dice Parish. “Todos con los que hemos trabajado han estado muy contentos con nosotros. Trabajamos con cada uno, desde el programa de cultivo hasta los procesadores”.
En una prueba, en la Universidad Estatal de Dakota del Norte, Parish y Zora analizaron todo el germoplasma del programa de cultivo de patatas del NDSU, con mil genotipos diferentes en menos de un día. “Lo que analizamos esta mañana con el perro nos habría llevado tres meses en el laboratorio”, comentó Asunta (Susie) Thompson del departamento de agricultura del NDSU.
Pruebas como esta podrían permitir un cultivo más rápido, lo que traería antes nuevas variedades de patatas a los productores y al mercado. Parish forma parte de un estudio de dos años con el programa de certificación de semillas de verano e invierno de la Universidad Estatal de Montana, en el que Zora se
enfrenta “cara a cara” con los métodos más actuales.
Como parte del estudio, Nose Knows Scouting analizó muestras de tubérculos de interior y los tubérculos marcados por Zora se enviaron a Hawái para realizar tests del PVY. El verano pasado estuvo analizando un campo de cultivo de un cuarto de acre con algunas plantas contaminadas conocidas, y los resultados del perro se cotejarán con inspecciones oculares y con los resultados de las pruebas del laboratorio.
Nina Zidack, directora del Programa de Certificación de Semillas, ha visto a Parish y Zora en acción con muestras contaminadas conocidas. “Los perros pueden detectar perfectamente el PVY, no hay duda”, dijo en una entrevista telefónica. “Lo principal que estamos planteando es cómo usar eso como una herramienta. Por ejemplo, si un agricultor pudiera utilizarlo para quitar las plantas en mal estado o si
para determinar si un lote de semillas tiene PVY.
Parece que los humanos se están dando cuenta de las innumerables formas en las que la sutil tecnología canina puede ayudar a nuestra sociedad. Más allá de las patatas, los perros también están ayudando a detectar enfermedades en la uva, manzana y cítricos para el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y en operaciones de cultivo en todo el país, a menudo mucho antes que los métodos tradicionales, así como plagas como la de los escarabajos japoneses, por ejemplo. En un entrenamiento del USDA en Florida, los perros obtuvieron una precisión del 99 % en la identificación del cancro de
los cítricos.
Para lograr un impacto en toda la industria, Parish dice que le gustaría que los perros se usarán a mayor escala. “Teniendo más guías en más estados, en realidad podríamos completamente del PVY. Si tuviéramos suficientes guías y perros entrenados, podríamos olfatear hasta la última patata”.
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